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22 sept 2009

EBRO 1938



Rubén García Cebollero
En octubre 2009 la editorial Nowtilus publicará 20.000 ejemplares de la Primera Edición de: EBRO 1938.
Sinopsis: A través de diversos personajes se narra la batalla del Ebro.Desde los preparativos para la misma hasta el paso del Ebro. Los personajes pertenecen al bando nacional y al republicano. Se dedica un capítulo al pacto de Munich y otro a la despedida de los brigadistas internacionales.

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Muchos jóvenes de nuestra comarca dejaron allí sus vidas, muchos jóvenes y hombres de Laspuña combatieron en el Ebro.

Cuenta mi tío-abuelo Benjamín Campo (Benjamín de Chuana nacido en Casa Molinero l'arco) que estando en la batalla del Ebro en retaguardia se encontró con Joaquín Betato ,su cuñado y mi abuelo (de Casa Pera Tierrantona y casado en Casa Molinero l'arco de Laspuña),y que cuando se vieron se fundieron en un largo abrazo sin poder parar de llorar,llevaban casi un año sin verse. Explica Benjamín que Joaquín iba medio descalzo, en un pie llevaba una bota rota y en el otro una albarca que se había fabricado con un trozo de cubierta de una rueda de camión.Lo habían enviado desde su compañía en el frente con un mulo a recuperar cable de telégrafo ,con la orden de volver rápido ya que su compañía no podía establecer comunicacion con el alto mando.No pudieron estar juntos mas de media hora pero Benjamin le pudo dar unas latas de sardinas en conserva ya que Joaquin solo llevaba un trozo de tocino envuelto en un pañuelo y le quedaba todavía mas media jornada andando para llegar a su destino. Después de darse la ultimas noticias sobre la familia y ponerse al día de Laspuña, se despidieron, no sin antes hacerle Benjamín el regalo de unas botas ,casi nuevas,que tenia escondidas. Mi abuelo le pregunto por la procedencia de aquellas botas y Benjamín le dijo: Pontelas Quino,pontelas tu ,que el compañero que las llevaba ya no le hacen falta. Dice Benjamín que Betato se puso las botas,que no tiro el "calcero" que traía, sino que lo guardo en una alforja y le dijo, "puede ser que a otro le haga falta". Y se despidieron con un fuerte abrazo y un ¡¡Suerte y que sea lo que Dios quiera!!. Se volvieron a encontrar casi un año y medio después al finalizar la guerra y tras ser liberados de los campos de concentración en territorio francés.

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