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21 jul 2008

Accidentes mortales en la montaña


El fin de semana ha sido de intenso trabajo para los efectivos de rescate y asistencia en montaña, por los numerosos siniestros que se han producido. Ha sido especialmente dramático por la muerte de dos excursionistas. Los sucesos más graves se producían en Panticosa y Aísa. Por un lado, se producía la muerte de un montañero, E. D. T. L. de 46 años de edad, que caía 50 metros de altura en el paraje conocido como Garmonegro, en Panticosa; era vecino de Santa Marta de Tormes, Salamanca. Por otro lado, moría otro montañero al caer en la Cresta de los Murciélagos, en el pico del Aspe (Aísa); se trata de F. T. E., de 39 años de edad, vecino de Villamayor (Zaragoza).
El resto de rescates han sido estos:
1. Un vecino de Zaragoza, J. L. T. C. de 44 años de edad, sufría el impacto de una piedra, causándole heridas en una pierna. Era en el acceso al pico Frondiellas, en Sallent de Gállego.
2. Un vecino de Barbastro, A. M. C. de 40 años, era rescatado desde el ibón de Batiselles, Benasque, tras caer y torcerse el tobillo izquierdo.
3. Una vecina de Barcelona, A. P. M. de 29 años, se golpeaba contra una roca, produciéndose un posible esguince de tobillo derecho. Era en el barranco de la Peonera Inferior, en Bierge.
4. Una barranquista francesa, J. L. R. T., era evacuada desde Tella-Sin, por encontrarse con síntomas de agotamiento (sin poder moverse).
5. Un vecino de Zaragoza, L. A. L. V. de 33 años, sufría la fractura de una pierna en Sallent de Gállego.
6. Una montañera menor de edad sufría una caída en Sallent de Gállego, lesionándose el tobillo derecho.
7. Un barranquista de Barcelona, R. I. F. de 28 años, era rescatado desde el Barranco Mascún Superior (Bierge). Sufría una torcedura en un tobillo.
8. Un vecino de Alaró (Palma de Mallorca), F. B. F. de 36 años, era auxiliado en Pleta de Barrancs (Benasque) al presentar un estado de agotamiento por el sobreesfuerzo realizado cuando se encontraba participando en una prueba deportiva.

1 comentario:

  1. noticia recibida con tristeza en Jaca, pues Eduardo, si bien residía en Salamanca, de cuya Universidad era profesor, era natural de Jaca y muy conocido y querido allí

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