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23 ene 2010

L ‘Ereu y O Tión

Según nuestras tradiciones y nuestro derecho foral, aunque ahora ya en desuso por la transformación de nuestra sociedad rural y urbana, en Aragón el patrimonio familiar lo heredaba el hijo mayor para evitar la dispersión de las propiedades. Los hermanos menores, que vivían en la casa familiar, solían destinarse a los trabajos artesanales, el seminario, el ejercito y en muchos casos a la emigración. Esta manera de organización social, se mantuvo presente hasta bien entrado el pasado siglo en el Alto Aragón.
Aunque lógica y pragmática, este reparto de las herencias resultaba bastante injusto y muchos hermanos menores, dedicados a la económica de la casa familiar, se quedaban solteros, ya que no eran dueños ni administradores de aquello que trabajaban
Algo así nos sucede a los aragoneses con respecto a los catalanes, los valencianos o los murcianos, no olvidemos que los tambores del trasvase vuelven a sonar, con respecto al estado central y sus beneficiados y perjudicados; lo vamos a ver en este asunto extemporáneo que son las Olimpiadas de Invierno del 2022.
El apoyo de este proyecto en Aragón, está lleno de dudas y lagunas, como muchos de los macroproyectos que se impulsan desde las administraciones aragonesas y que a los ciudadanos nos producen bastante desazón ya que se gasta nuestro dinero en planes y proyectos que dejan nuestra caja común vacía y en realidad no proporcionan beneficios palpables y patentes a la ciudadanía aragonesa en general.
Tenemos un ejemplo bien claro con la pasada Expo2008, cuyas cuentas todavía están por ver y que ha dejado equipamientos e infraestructuras que no nos sirven para usos cívicos y/o sociales, además de haber costado un 75% más de lo que debieran.
Es por eso que estas olimpiadas, junto con la famosa expofloralia, me dejan ese regusto del lujo desmedido al lado de la miseria más absoluta. Todo ese dinero se debería dedicar otras cosas que comprendo mejores, como planes efectivos de empleo, ayudas reales a las pymes, servicios sociales de calidad, mejora de la sanidad publica, consolidación de barrios envejecidos, etc. Y mezclo aquí cuestiones municipales y autonómicas, ya que los implicados son el Ayto. de Zaragoza y la DGA. Por otra parte, no dudo que un buen proyecto, respetuoso con el medio ambiente, con un urbanismo ordenado y alejado de la especulación y que incorpore la difusión de nuestro gran patrimonio cultural y patrimonial, fuera beneficioso para Jaca y su entorno, pero me quedan grandes dudas de que se fuera a realizar así y no como se están haciendo las cosas en el Pirineo, en nuestras montañas en general, donde se arrasa con lo que haga falta con tal de ampliar las pistas de ski y la construcción de complejos hosteleros y de apartamentos, ahí nos queda la gran duda más que razonable de los beneficios de la reconstrucción del balneario de Panticosa y los mega complejos como el de Latas en Sabiñanigo.
Después de estas disquisiciones, que darían para mucho más, me atendré al asunto que nos concierne, que es el anuncio por parte del Sr. Hereu, de la presentación de la candidatura de Barcelona a las olimpiadas de invierno del 2022.
El padre omnipresente del estado tendrá que elegir entre su candidatura y la nuestra, como si fuéramos hijos del mismo progenitor. Nosotros, como no somos dueños de lo nuestro y es él quien parte y reparte, nos suele dejar en la situación que quedaban los tiones, sin propiedades y con su fuerza de trabajo comprometida hasta la muerte; una vez más veríamos nuestros impuestos comprometidos en proyectos de otros que ni nos benefician ni nos trascienden.
Si tuviéramos poder como país de nuestra ordenación territorial, tal vez esta candidatura y otras muchas cuestiones como las infraestructuras para el desarrollo futuro de Aragón, serian decisiones nuestras y no de otros, si gestionáramos plenamente nuestros recursos naturales, no tendríamos que seguir penando por los que se los quieren llevar para crear riqueza en sus territorios y los beneficios económicos que producen se quedarían aquí, para provecho de nuestra tierra
Por lo tanto, en este asunto, espinoso para los españoles, en el que previsiblemente palmaremos, como en otras ocasiones, nos volvemos a encontrar en las mismas disquisiciones de siempre: ¿cuándo seremos capaces de darnos cuenta de que quien nos gobierna mira a Madrid antes de decidir? ¿Hasta cuando nos gobernaran políticos que piensan más en su placidez personal que en los ciudadanos aragoneses? ¿Cuándo nos daremos cuenta de que nosotros si que somos capaces, que tenemos los mimbres suficientes para crear un cesto de riqueza y solidaridad, de crecimiento económico y justicia social?
Hay que pensar que dentro de un año hay elecciones municipales y autonómicas y sería ya tiempo de elegir a políticos y formaciones cuyo objetivo, cuyo fin final, sea la dignidad de los aragoneses y la búsqueda de una plena soberanía para Aragón.
Busquemos en la historia.
Pardina Baxa

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