Hola Joaquín, Marta y Sobrarbenses todos:
Esto de Internet me pilló un poco mayor, así que si no os importa, me gustaría permanecer en el anonimato de nuestro querido Río Cinca.
Como vosotros sabéis muy bien, en el Sobrarbe, la tierra y el agua, el agua y la tierra, es un solo ente, sin el cual la vida no tiene razón de ser.
A veces esa conjunción de tierra y agua, agua y tierra, se rompe como sucedió en mi pueblo, donde el río lo era todo, llegó a ser hasta su muerte, el pueblo desapareció bajo sus aguas, y no por culpa del río, por culpa del pantano, y al pobre río no le quedó otro remedio, que inundarlo todo.
Han pasado muchos años, y todavía se encoge el corazón, cuando ves todos tus recuerdos infantiles desaparecidos bajo las aguas. Al final y sin ningún rencor hacia nadie, en aras del progreso, fue mi única referencia, “Río CINCA”, una obsesión infantil.
Me imagino que ya sabéis de donde soy, MEDIANO.
Estaba situado al final de una especie de meseta, junto a Planpalacios, y acababa en un cortado de roca bordeado por el Cinca, sus casas quedaban colgadas sobre el acantilado, al estilo de las casas colgadas de Cuenca, la escuela de chicos daba a ese acantilado, desde las ventanas se veía toda la hoz que el río hacía alrededor del pueblo, chocando embravecido contra la roca, justo en frente el Barranco de La Usía, desagüe del valle de La Fueva, aguas abajo la chopera, y al final de ésta “El Entremón”, donde un puente de piedra, muy alto, el Puente del Diablo, unía las dos orillas, a veces de críos nos subíamos al pretil, y desde allí meábamos…, nos encantaba ver el chorrito caer hasta el agua…, y siempre pensaba, “este pis llegará al mar”.
Recuerdo una mañana en la escuela, cuando hacía unos días que los nabateros rondaban la chopera, en la hoz que el río hacía debajo del pueblo, donde había muchos remolinos y rápidos con rocas, y los nabateros trabajaban con gran riesgo y esfuerzo, los mirábamos desde las ventanas, saltar de unos troncos a otros, empujando con una especie de pértigas, para evitar que las nabatas chocaran contra las rocas, y para soltar los maderos que quedaban atrapados en ellas, cuando una gran conmoción turbó la paz del pueblo, un nabatero había caído al agua, los maderos habían aplastado su cuerpo, había muerto, debió ser en la primavera del 52 o 53, como mucho del 55, yo era muy pequeño, a los críos no nos dejaron bajar a verlo. Luego supe que era un nabatero viejo, al que el día antes de su muerte, allí en la chopera, donde descansaban al anochecer, y reían y contaban sus historias, no recuerdo porqué, quizá le pregunté ¿qué comes? Y sacó de su morral un trozo de tocino blanco, envuelto en un trapo, y con su navaja cortó una tira y un trozo de pan duro y me lo dio, me supo a gloria, nunca he podido olvidar aquel sabor ni aquel buen hombre, si algún día voy al Cielo lo buscaré, y le diré no te olvidé en toda mi vida.
¡Dios mío! Que dura debía ser la vida entonces, para que se le diera tan poca importancia, todos lloraron aquella vida, pero al día siguiente con su tristeza a cuestas, allí estaban de nuevo empujando y recogiendo madera en aquella chopera.
“Pasa la vida, como pasa la corriente, cuando el río busca el mar”. Me impactó este verso, en una canción de Raimundo Amador, tal vez porque para mí, ya ha pasado mucha vida, tal vez porque me crié a la orilla de este río, y una de mis primeras obsesiones infantiles, inculcada por aquellos nabateros de vuestro pueblo, fue ver como esa corriente llevaba al mar, o quizá por ambas cosas a la vez.
Sea como sea, lo cierto es que efectivamente, yo ya he pasado mucha vida, y los recuerdos, las emociones, los sentimientos…, se agolpan en mi mente, y en cuanto puedo suelto una de mis batallitas.
Me alegro que os gustara el relato, que es totalmente autobiográfico, con las distorsiones lógicas, con que esas emociones quedan gravadas en la imaginación de un niño de seis u ocho años, y que vuelven a tu mente con el paso de los años, al igual que en esa preciosa canción “Mermelada de moras” de la Ronda de Boltaña,
“Que el recuerdo vuelve tierno, hasta el pan duro de ayer”.
Gracias por estar ahí, Río Cinca
Foto dedicada a "Rio Cinca" de Mediano. ( viajando hacia el mar). Gracias por la colaboracion ¡¡ Tu tambien eres Nabatero!!
De verdad me ha parecido una historia fantástica.
ResponderEliminarCreo que eso de ver morir a un navatero no fue una cosa esperada pero la vida tiene un comienzo y un final, ¿no?
De todos modos esta historia no la voy a olviar nunca, y tampoco al pueblo de Mediano, por que siempre que subimos a Laspuña pasamos por delante, entonces me acordare de ti y de la historia.
Hay!!!
ResponderEliminarMe he olvidado de dar las gracias a Betato y a ti (al anonimato), aunque no sepa quien eres.
Si puede ser, ¿me podrias contar alguna historia más sobre tu infancia? esque me parecen muy bonitas y me gustan mucho ademas de ser interesantes.
(me he olvidado de firmar el otro comentario)Marta de casa ignacio
Muchas gracias "Rio Cinca de Mediano" por estos preciosos recuerdos de su infancia llenos de emociones y sentimientos. A mi personalmente, como hijo de nabatero, le diré que con sus relatos me ha acercado más a entender la forma de vida de aquellos esforzados nabateros
ResponderEliminar( entre ellos mi padre) manejando toneladas de madera por el rio Cinca con el coraje, la fuerza , el tesón... y la habilidad de sortear todo tipo de obstáculos para llegar sanos y salvos a su destino...
He hablado con mi padre por teléfono y le he comentado todo lo que Usted relata. El ahora tiene 84 años .Observo que tiene buena memoria. Me ha hablado sobre el nabatero que dice usted que fallecio. El, rápidamente me ha dicho que se trataba del ABUELO CHANSORO. Lo que si me ha contado que quizas no es correcta la fecha del fallecimiento el cree, estar en lo cierto, y me comenta que bastante antes del año 50.El, me comentaba que en ese vaije bajaban varias nabatas de Laspuña , Belsierre y Puyarruego. Que mañana intentaría recordar más y saber el año más exactametne.
Me ha contado detalles de ese viaje,que mañana os comentare en otro comentario.
Hola a todos, acabo de descubrir este precioso blog.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, y por esa foto que refleja perfectamente, lo que de niño imaginaba que era un barco.
Os seguiré visitando, Río Cinca